Crohn's is a wmd started by half-life ii last man w a crowbar
SARs stone age rock
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El vampiro
—Sí —dijo el abogado Rhode—. Yo tuve esa causa. Es un caso, bastante raro por aquí, de vampirismo. Rogelio Castelar, un hombre hasta entonces normal fuera de algunas fantasías, fue sorprendido una noche en el cementerio arrastrando el cadáver recién enterrado de una mujer. El individuo tenía las manos destrozadas porque había removido un metro cúbico de tierra con las uñas. En el borde de la fosa yacían los restos del ataúd, recién quemado. Y como complemento macabro, un gato, sin duda forastero, yacía por allí con los riñones rotos. Como ven, nada faltaba al cuadro.
En la primera entrevista con el hombre vi que tenía que habérmelas con un fúnebre loco. Al principio se obstinó en no responderme, aunque sin dejar un instante de asentir con la cabeza a mis razonamientos. Por fin pareció hallar en mí al hombre digno de oírle. La boca le temblaba por la ansiedad de comunicarse.
* * *
—¡Ah! ¡Usted me entiende! —exclamó, fijando en mí sus ojos de fiebre. Y continuó con un vértigo de que apenas puede dar idea lo que recuerdo—: ¡A usted le diré todo! ¡Sí! ¿Que cómo fue eso del ga… de la gata? ¡Yo! ¡Solamente yo! Óigame: cuando yo llegué… allá, mi mujer…
—¿Dónde, allá? —le interrumpí.
—Allá… ¿La gata o no? ¿Entonces?… Cuando yo llegué mi mujer corrió como una loca a abrazarme. Y enseguida se desmayó. Todos se precipitaron entonces sobre mí, mirándome con ojos de locos.
¡Mi casa! ¡Se había quemado, derrumbado, hundido con todo lo que tenía dentro! ¡Ésa, ésa era mi casa! ¡Pero ella no, mi mujer mía!
Entonces un miserable devorado por la locura me sacudió el hombro, gritándome:
—¿Qué hace? ¡Conteste!
Y yo le contesté:
—¡Es mi mujer! ¡Mi mujer mía que se ha salvado!
Entonces se levantó un clamor:
—¡No es ella! ¡Ésa no es!
Sentí que mis ojos, al bajarse a mirar lo que yo tenía entre mis brazos, querían saltarse de las órbitas. ¿No era ésa María, la María de mí, y desmayada? Un golpe de sangre me encendió los ojos y de mis brazos cayó una mujer que no era María. Entonces salté sobre una barrica y dominé a todos los trabajadores. Y grité con la voz ronca:
—¡Por qué! ¡Por qué!
Ni uno solo estaba peinado porque el viento les echaba a todos el pelo de costado. Y los ojos de fuera mirándome.
Entonces comencé a oír de todas partes:
—Murió.
—Murió aplastada.
—Murió.
—Gritó.
—Gritó una sola vez.
—Yo sentí que gritaba.
—Yo también.
—Murió.
[continuación]
—La mujer de él murió aplastada.
—¡Por todos los santos! —grité yo entonces retorciéndome las manos—. ¡Salvémosla, compañeros! ¡Es un deber nuestro salvarla!
Y corrimos todos. Todos corrimos con silenciosa furia a los escombros. Los ladrillos volaban, los marcos caían desescuadrados y la remoción avanzaba a saltos.
A las cuatro yo solo trabajaba. No me quedaba una uña sana, ni en mis dedos había otra cosa que escarbar. ¡Pero en mi pecho! ¡Angustia y furor de tremebunda desgracia que temblaste en mi pecho al buscar a mi María!
No quedaba sino el piano por remover. Había allí un silencio de epidemia, una enagua caída y ratas muertas. Bajo el piano tumbado, sobre el piso granate de sangre y carbón, estaba aplastada la sirvienta.
Yo la saqué al patio, donde no quedaban sino cuatro paredes silenciosas, viscosas de alquitrán y agua. El suelo resbaladizo reflejaba el cielo oscuro. Entonces cogí a la sirvienta y comencé a arrastrarla alrededor del patio. Eran míos esos pasos. ¡Y qué pasos! ¡Un paso, otro paso, otro paso!
En el hueco de una puerta —carbón y agujero, nada más— estaba acurrucada la gata de casa, que había escapado al desastre, aunque estropeada. La cuarta vez que la sirvienta y yo pasamos frente a ella, la gata lanzó un aullido de cólera.
¡Ah! ¿No era yo, entonces?, grité desesperado. ¿No fui yo el que buscó entre los escombros, la ruina y la mortaja de los marcos, un solo pedazo de mi María?
La sexta vez que pasamos delante de la gata, el animal se erizó. La séptima vez se levantó, llevando a la rastra las patas de atrás. Y nos siguió entonces así, esforzándose por mojar la lengua en el pelo engrasado de la sirvienta —¡de ella, de María, no, maldito rebuscador de cadáveres!
—¡Rebuscador de cadáveres! —repetí yo mirándolo—. ¡Pero entonces eso fue en el cementerio!
El vampiro se aplastó entonces el pelo mientras me miraba con sus inmensos ojos de loco.
—¡Conque sabías entonces! —articuló—. ¡Conque todos lo saben y me dejan hablar una hora! ¡Ah! —rugió en un sollozo echando la cabeza atrás y deslizándose por la pared hasta caer sentado—: ¡Pero quién me dice al miserable yo, aquí, por qué en mi casa me arranqué las uñas para no salvar del alquitrán ni el pelo colgante de mi María!
* * *
—No necesitaba más, como ustedes comprenden —concluyó el abogado—, para orientarme totalmente respecto del individuo. Fue internado enseguida. Hace ya dos años de esto, y anoche ha salido, perfectamente curado…
—¿Anoche? —exclamó un hombre joven de riguroso luto—. ¿Y de noche se da de alta a los locos?
—¿Por qué no? El individuo está curado, tan sano como usted y como yo. Por lo demás, si reincide, lo que es de regla en estos vampiros, a estas horas debe de estar ya en funciones. Pero éstos no son asuntos míos. Buenas noches, señores.
~QUIROGA, Horacio, Anaconda y otros cuentos, 1921.
Hace como dos días tuve un sueño muy bonito
Dentro del mismo ,yo estaba acostado en una cama ,en una pieza como de hospital algo así la cosa es que la pieza era blanca y tenía hartas cosas , su velador una puerta cerrada más allá, una parte que no tenía puerta y daba a un pasillo en el que no podía ver el fondo por que había una luz blanca que no me dejaba hacerlo.
Todo ese lugar estaba cubierto de una luz azul muy este ,¿saben cuando amanece y todo está en una tonalidad azul antes de que el sol salga? Así mismo ,todo estaba con esa tonalidad azul cuando el sol aún no sale o cuando ya se escondió en las tardes ,
después de ver todos esos detalles ,vi a un abuelito que me dio una sensación de paz muy grande ,transmitía emoción alegría ternura.
El abuelito era como de 1:68 , delgado de tez media blanca ,su pelo igual tenía barba ordenada ,su pelo era largo y estaba tomado hacia atrás, sus ojos eran azules ,bonitos y transmitían vejez y emoción.
el señor me tomó las manos ,como para saludarme ,el parecía muy contento de verme no dijo nada me tomo una mano y ahí pudo transmitir toda su alegría,
en una con sus dos manos tomó mi mano derecha y la apretó firme pero cariñoso ,me dijo
mi niño usted sabe donde está?
yo le dije que si sabía ,
Me sonrió muy alegre y bondadoso, el transmitía puros sentimientos buenos ,no diría que era un Ángel ni nada pero si puedo decir que era una persona que estaba viviendo un momento de dicha muy grande tanto así que podía transmitir todos esos sentimientos buenos
me dijo después-mi niño tu aún no te tienes que ir
-le dije que también sabía
entonces el me dio unas palmaditas de cariño en mis manos con una de las suyas mientras aún sostenía las mías,
las soltó y me dijo que tenía que irse
se acercó a la puerta de la pieza que estaba cerrada , la abrió y les juró que vi un brillo dorado salir de ahí, tipo como el más bonito de los atardeceres y ahí el se despidió con su manito y se fue ,yo creo que al cielo ,al paraiso